27 mar 2014

Fe ilimitada

En la biblia, hay muchísimas historias, largas, cortas, tristes, felices, simples y complejas. Todos tenemos alguna que nos llama más la atención, alguna que nos toca más profundo. Si hay una historia de la biblia que me gusta, es la que aparece en Marcos 5:25-34:


“Entre la gente, iba una mujer que había estado enferma durante doce años. Perdía mucha sangre, y había gastado en médicos todo el dinero que tenía, pero ellos no habían podido sanarla. Al contrario, le habían hecho sufrir mucho, y cada día se ponía más enferma.
La mujer había oído hablar de Jesús, y pensaba: «Si tan sólo pudiera tocar su ropa, quedaría sana.» Por eso, cuando la mujer vio a Jesús, se abrió paso entre la gente, se le acercó por detrás y le tocó la ropa.  Inmediatamente la mujer dejó de sangrar, y supo que ya estaba sana.
Jesús se dio cuenta de que había salido poder de él. Entonces miró a la gente y preguntó:
— ¿Quién me tocó la ropa?
Sus discípulos le respondieron:
— ¡Mira cómo se amontona la gente sobre ti! ¿Y todavía preguntas quién te tocó la ropa?
 Pero Jesús miraba y miraba a la gente para descubrir quién lo había tocado. La mujer, sabiendo lo que le había pasado, fue y se arrodilló delante de él, y temblando de miedo le dijo toda la verdad.
Jesús le dijo:
—Hija, has sido sanada porque confiaste en Dios. Vete tranquila.”


¿Qué es lo que me llama la atención de esta historia? Bueno… está claro, que la mujer fué sanada…no porque tocó el manto, si no porque tuvo FE al hacerlo. Ahora la pregunta es la siguiente… ¿En qué tuvo FE para que el milagro sucediera?

Muchas veces, oramos y le pedimos a Dios algo, y tenemos FE, pero las cosas no ocurre.  Y en esos momentos, nos preguntamos una y otra vez, porque, a pesar de que tenemos FE en que eso que pedimos va a suceder, no pasa. Y nos decepcionamos. Nos decepcionamos de Dios, de la vida, y hasta de nosotros mismos, pasando por alto, que tal vez tenemos FE, pero consciente o inconscientemente no la ponemos en el lugar correcto. ¿A qué me refiero con esto? A que muchas veces, es verdad que tenemos mucha FE…solo que estamos teniendo FE en ALGO, y no en ALGUIEN. Tenemos FE en que el trabajo que buscamos, va a aparecer, pero no en que es Dios quien lo trae. Tenemos FE en que nuestros problemas con nuestra familia se van a solucionar, pero no en que es Dios quien está como mediador en esas situaciones. Tenemos FE en que la montaña se va a mover, cuando tenemos que tener FE en que es Dios el  que va a moverla, ya que la montaña no lo hará por sí sola.

Esto es mucho más difícil de lo que parece, dado que al depositar nuestra FE en alguien infinito, esta también debe serlo. Por lo tanto, si nuestra FE es motivada por una emoción o un sentimiento (las cuales tienen fin), ésta se debilitara, tarde o temprano.

Es por eso que considero que la FE es una DECISION. Nosotros tenemos que decidir tener una fe infinita, para que Dios responda a nuestras oraciones. ¿Es fácil? No lo es, pero te aseguro que es la única manera en la que tus oraciones surtan efecto. Y no solo eso, sino que el tener fe en algo infinito y que no falla, te proporciona una paz, que facilita la espera.

Es hora de que comencemos a cambiar nuestra mirada. Es hora de que nos replanteemos el lugar  y el cómo depositamos nuestra FE ¡Es hora de que decidamos tener un FE ilimitada en un Dios ilimitado!


Por Evelyn Delmastro

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