Mientras pensaba sobre que podía escribir esta semana,
escuché una canción que hacía referencia a un relato en la biblia que habla
sobre Ezequiel y el valle de los huesos secos. Tal vez muchos no se acuerden
bien de que se trataba la historia:
“El Señor puso su mano sobre mí, y me hizo salir lleno de su
poder, y me colocó en un valle que estaba lleno de huesos. El Señor me hizo
recorrerlo en todas direcciones; los huesos cubrían el valle, eran muchísimos y
estaban completamente secos. Entonces me dijo: « ¿Crees tú que estos huesos
pueden volver a tener vida?» Yo le respondí: «Señor, sólo tú lo sabes.» Entonces el Señor me dijo: «Habla en mi
nombre a estos huesos. Diles: “Huesos secos, escuchen este mensaje del Señor. El
Señor les dice: Voy a hacer entrar en ustedes aliento de vida, para que
revivan. Les pondré tendones, los
rellenaré de carne, los cubriré de piel y les daré aliento de vida para que
revivan. Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor.”» Yo les hablé como él me lo había ordenado. Y
mientras les hablaba, oí un ruido: era un terremoto, y los huesos comenzaron a
juntarse unos con otros. Y vi que sobre
ellos aparecían tendones y carne, y que se cubrían de piel. Pero no tenían
aliento de vida. Entonces el Señor me
dijo: «Habla en mi nombre al aliento de vida, y dile: “Así dice el Señor:
Aliento de vida, ven de los cuatro puntos cardinales y da vida a estos cuerpos
muertos.”» Yo hablé en nombre del Señor,
como él me lo ordenó, y el aliento de vida vino y entró en ellos, y ellos revivieron
y se pusieron de pie. Eran tantos que formaban un ejército inmenso. Entonces el Señor me dijo: «El pueblo de
Israel es como estos huesos. Andan diciendo: “Nuestros huesos están secos; no
tenemos ninguna esperanza, estamos perdidos.”
Pues bien, háblales en mi nombre, y diles: “Esto dice el Señor: Pueblo
mío, voy a abrir las tumbas de ustedes; voy a sacarlos de ellas y a hacerlos
volver a la tierra de Israel. Y cuando
yo abra sus tumbas y los saque de ellas, reconocerán ustedes, pueblo mío, que yo
soy el Señor. Yo pondré en ustedes mi
aliento de vida, y ustedes revivirán; y los instalaré en su propia tierra.
Entonces sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo he hecho. Yo, el Señor, lo
afirmo.”» “ Ezequiel 37:1-14
Bueno...la verdad, es una historia de la biblia que siempre
me sorprendió mucho, ya que se podría decir que la vida de un cristiano puede
parecerse a la de Ezequiel. En primer lugar, cuando nos acercamos a Dios, y nos
ponemos a su disposición, el nos toca…
¿Por qué lo hace? Por muchos motivos, tal vez nos está
restaurando, o tal vez nos está perdonando. Lo que nosotros muchas veces
pasamos por alto es que en ese momento el nos está llenando de poder…
¿Para qué? El nos creó con un llamado, y con varios
propósitos para cumplir. Pero todas esas cosas que Dios planeó para nosotros,
no podemos hacerlas, sin llevar su poder…
¿A dónde lo vamos a llevar? Es Dios quien nos va a llevar,
de una forma u otra, a un lugar que necesite de la Presencia de Dios, de su
poder y de su espíritu. En ese lugar, todas las cosas, a diferencia de
nosotros, van a estar secas. Pero una vez que estemos ahí, y veamos el panorama
debemos creer…
¿Qué cosa? Que Dios, así como nos restauró a nosotros en un
momento, así como nos dio vida, nos toco y lleno de poder, lo hará con esos huesos,
por más secos que estén. Pero para que eso ocurra, tenemos que hacer algo…
¿Qué cosa? Declarar, en nombre de Dios y con fe, que Dios es
la solución, y que solo El les va a dar vida y espíritu. En ese momento, es
Dios el que nos va a utilizar para que hablemos. ..
¿Por qué? Porque hablar tiene poder. En la biblia, son
muchas las veces donde se nombra el poder que poseen nuestras palabras, tanto
para dar vida o para dar muerte. Y es en esta oportunidad, donde debemos
utilizar nuestras palabras para dar esa vida que nosotros recibimos un día…
Realmente, esa visión que Dios le mostró a Ezequiel, es una
clara muestra de cómo Dios tiene poder para utilizarnos, como canales de vida,
para cambiar tanto personas que están en ruinas como situaciones en donde
escasea la esperanza. No sé en qué momento de tu vida estas...Si todavía Dios
no te tocó, solo tenes que estar dispuesto a recibir eso que Dios tiene para tu
vida. Y si Él ya lo hizo...si el ya te perdono y restauró tu vida, si Dios ya
te dio poder...es hora de ponerlo en práctica. Es hora de cambiar personas. Es
hora de cambiar situaciones. Es hora dar vida, en un valle de huesos secos.
Por Evelyn Delmastro
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