Nos encanta
hacer planes. Vivimos soñando y planeando todo lo que vamos a hacer.
Disfrutamos pensar en cómo va a ser nuestro futuro, y no está mal que lo
hagamos.
El problema es
que vivimos en un mundo en el cual lo único que podemos planear (y hasta ahí nomas)
es lo que nos corresponde hacer a nosotros, no lo que los demás harán.
Y ahí es el momento donde comienzan las decepciones. Podemos soñar con una amistad perfecta, pero no depende solo de nosotros. Soñamos con un noviazgo perfecto, pero esa persona resulto no ser lo mejor para nosotros. Planeamos una salida con amigos, que resulto terminar mal. Así pasa con todo en la vida. Por mejores que sean nuestras intenciones, a veces nuestro planes o se llevan a cabo, por fuerza mayor que la nuestra.
Y ahí es el momento donde comienzan las decepciones. Podemos soñar con una amistad perfecta, pero no depende solo de nosotros. Soñamos con un noviazgo perfecto, pero esa persona resulto no ser lo mejor para nosotros. Planeamos una salida con amigos, que resulto terminar mal. Así pasa con todo en la vida. Por mejores que sean nuestras intenciones, a veces nuestro planes o se llevan a cabo, por fuerza mayor que la nuestra.
En esos
momentos donde tus planes y tus sueños se desbaratan, es donde podemos tomar
dos posturas. La primera sería enojarse con Dios, por no entender lo bueno de
nuestros planes, y ametrallarlo a preguntar. La otra postura consiste en
entender que sus planes, son distintos a los nuestros, que sus tiempos son
distintos a los nuestros, porque la perspectiva que Él posee es distinta a la
nuestra. Y en esos casos, es mejor que prosperen sus planes.
Son muy pocas
las veces en donde le preguntamos a Dios si nuestros planes son los suyos. Al
no preguntarle, muchas veces damos por sentado que porque tenemos buenas
intenciones, seguro Dios está de acuerdo con lo que vamos a hacer. Pero Dios,
siempre sorprende. Él cuando planea, no solo observa que es lo mejor para
nosotros ahora, si no también que es lo mejor para todos a largo plazo. La
realidad, es que somos tan egoístas, que siempre procuramos beneficiarnos
principalmente nosotros, sin pensar en que también deberíamos pensar en
beneficiar a los demás.
¿Cómo saber cuáles
son sus planes? Bueno, podríamos empezar preguntándose lo pasando tiempo con El.
Debemos anhelar con todo nuestro ser ver los deseos del corazón de Dios. Y eso
ocurre estando en intimidad con el. En proverbios 33:3 dice que si le pedimos,
el nos va a revelar lo que queremos saber. Muchas veces, cuando nuestros planes
fracasan, quedamos desmotivados, y pensamos que ya no podemos hacer nada. Pero
Dios aún tiene planes con vos. En el principio del universo, dice la biblia que
todo estaba desordenado, que todo estaba vacío; nadie hubiera pensado que algo
de eso iba a salir bien. Pero Dios tenía planeado crear algo hermoso de eso, tenía
planeado crear el mundo, el universo entero, y fue perfecto.
Tal vez, en un
principio, los planes de Dios no parecen ser la mejor opción, pero al pasar el
tiempo, viendo todo desde otra perspectiva, se puede llegar a comprender que
Dios tenía perfectos planes. Cuando veas que tus planes no funcionaron, es hora
de poner tu vida en sus manos, y dejar que Dios cumpla con los planes que tuvo
desde un principio
Por Evelyn
Delmastro
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