13 feb 2013

Padre Nuestro



No digas “Padre”, si cada día no te comportas como hijo.
No digas “nuestro”, si vives aislado en tu egoísmo.
No digas “que estás en los cielos”, si solo piensas en las cosas terrenales.
No digas “santificado sea tu nombre”, si lo invocas con tus labios, pero tu corazón está alejado de él.
No digas “venga tu reino”, si lo confundes con el éxito material.
No digas “hágase tu voluntad”, si no la aceptas cuando es dolorosa.
No digas “el pan nuestro de cada día”, si no te preocupas por la gente que tiene hambre.
No digas “perdona nuestras ofensas”, si guardas rencor a tus hermanos.
No digas “no nos dejes caer en tentación”, si no evitas las ocasiones de pecados.
No digas “líbranos del mal”, si no tomas partido contra el mal.
No digas “Amén”, si no has tomado en serio las palabras del “Padre nuestro”.

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