“Amaras al señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma,
y con toda tu mente.” Mateo 22:37
Siempre que leía esto me quedaba pensando en por qué este
versículo decía que había que amarlo con “todo el corazón y toda la mente”…es
decir ¿no era suficiente poner “con todo el corazón”? ¿Acaso amarlo con todo el
corazón no es amarlo con todo lo que sos, incluyendo la mente? Bueno, si nos
ponemos a pensar, no, no es lo mismo.
El corazón y la mente son dos cosas distintas. El corazón se
guía por los sentimientos, y la mente por la razón. Muchas veces, ambas cosas
van en dirección completamente opuesta. A todos nos pasó…acá van unos ejemplos
para entenderlo mejor:
:::Queremos mucho a una persona, pero sabemos que no es alguien
con quien nos conviene estar.
:::Nos apasiona algo, y queremos dedicarle mucho tiempo, pero
sabemos que no es lo mejor para nosotros.
Estas son dos, de las muchas ocasiones donde podemos entrar en
conflicto con nosotros mismos. Siempre hay una parte (corazón o cerebro) que
influye más en nuestras decisiones. Depende la personalidad, es depende donde
influye mas. También sabemos que hay ciertas áreas de la vida donde nos dejamos
influir más por una parte que por otra.
Esto no es algo nuevo, si sos como yo, seguramente tratas de que
ambas influencias encuentren un equilibrio, para no entrar en conflicto. El
tema está en cómo lograr eso.
Hasta ahora, la única solución que yo encontré es buscar la
ayuda de Dios. Muchas veces, cuando estamos en este tipo de conflicto, en donde
no sabemos si hacerle caso a los sentimientos o a la razón. Nos dicen que lo
que tenemos que hacer es pedirle a Dios que nos guíe a la hora de actuar, pero
muchas veces, no sabemos ni siquiera hacia donde Dios nos guía.
Si volvemos al versículo del principio, podemos llegar a
encontrar la respuesta. Ahora, debés estar pensando ¿Qué tienen que ver las
decisiones con amar a Dios? Si amamos a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra mente, confiamos en él, y
por lo tanto, lo más lógico sería pedirle ayuda y guía cuando lo necesitemos.
Luego solemos decirle que le entregamos nuestro corazón para que el lo maneje.
Ahí es donde está el error, en que generalmente le entregamos solo el corazón,
por lo tanto Dios maneja solo nuestros sentimientos ¿Pero que hay de la razón?
En la mayoría de los casos, la gente se olvida de este detalle, o por lo menos
no le dedica la importancia que esto necesita. Cuando nos dicen que hay que
entregarle la vida a Dios, significa cerebro y corazón completo, ambas cosas.
Si haces esto, a la hora de hacer algo, todo va a ir en la misma dirección de
forma natural.
Está demás decir que esta es una decisión que debemos tomar día
a día. Guiarnos por la voz de Dios, es algo que vale la pena, porque al ser
nuestros creador, es el único que sabe que es lo mejor para nosotros y por lo
tanto, el siempre nos va a guiar por el mejor camino.
Por Evelyn Delmastro
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