Cuando
eres olvidado, rechazado o dejado de lado a propósito, y no te afliges ni te
dueles con el insulto o con el descuido, sino que tu corazón está contento,
teniendo como valioso el sufrir por Cristo…
Mueres
a ti mismo
Cuando
se habla mal de las cosas buenas que has hecho, cuando tus deseos son mal
interpretados, tu consejo es pasado por alto, tus opiniones ridiculizadas y no
permites que tu enojo surja en tu corazón, ni siquiera tratas de defenderte a
ti mismo, sino que tomas todo con paciencia, en silencio amoroso…
Mueres
a ti mismo
Cuando
soportas en forma paciente y amorosa cualquier desorden, irregularidad,
impuntualidad o enojo; cuando te encuentras cara a cara con lo superfluo, con
la insensatez, con la extravagancia, con la insensibilidad espiritual y
permaneces tal como permaneció Jesús…
Mueres
a ti mismo
Cuando
estas contento con cualquier comida, con cualquier ofrecimiento, en cualquier
clima, en cualquier sociedad, con cualquier vestimenta, con cualquier
interrupción que esté de acuerdo a la voluntad de Dios…
Mueres
a ti mismo
Cuando
no te preocupas de referirte a ti mismo en la conversación, o de indicar tus
propias palabras buenas, o de anhelar vehemente las alabanzas, cuando realmente
puedes amar el hecho de ser desconocido…
Mueres
a ti mismo
Cuando
puedes ver prosperar a tu hermano y ver sus necesidades satisfechas y puedes,
honestamente regocijarte con él en espíritu, y no sentir envidia ni cuestionar
a Dios porque tus necesidades son mucho mayores y en circunstancias
desesperadas…
Mueres
a ti mismo
Cuando
puedes recibir corrección y reprensión de alguien menos importante que tu, y
puedes someterte humildemente, tanto interior como también exteriormente, sin
que surja ninguna rebelión ni resentimiento dentro de tu corazón…
Mueres
a ti mismo
Actualmente
¿Estás muriendo a ti mismo? En estos últimos tiempos, el Espíritu Santo nos
llevará a la cruz para que lo conozcamos y lleguemos a ser como Él (Filipenses 3:10)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario