Todos
tenemos imperfecciones. Vivimos en un mundo imperfecto. Fuimos creados con el
propósito de dejar que la luz de Dios brille a través de cada faceta de nuestro
ser, al expresar sus colores y belleza de formas que ningún otro puede hacerlo.
Si todos los días miraras un anillo a través de un microscopio hasta llegar a
conocer bien cada imperfección, quizá te daría pena. Sin embargo, Dios no quiso
que sea así se viera la belleza de los diamantes. La belleza de un diamante se
ve cuando alguien lo levanta a la luz solar y todos lo pueden ver centellar.
Fuimos
creados para brillar con la luz del genio creativo de Dios. Cuando te aprecies
a ti mismo, en toda tu singularidad, podrás levantar tu vida a la luz. Te
atreverás a expresar con u vida la belleza con la que te crearon…limpia y
pulida con el perdón de Dios.
Por
Connie Neal
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