· El mismo Señor que había moldeado al
hombre con sus manos, cuando lo creó, ahora tenía sus manos clavadas en una
cruz.
· El mismo Jesús que había caminado tanto
de pueblo en pueblo, y aún sobre las olas del mar, ahora tenía sus pies
inmóviles y sangrantes sobre el madero.
· El mismo que había creado el universo
infinito con el poder de su palabra, ahora apenas podía balbucear.
· El mismo que había creado los océanos,
los mares y las fuentes de las aguas, ahora decía: “Tengo sed” y no hubo quien le alcanzara un mínimo vaso
de agua.
· El mismo Jesús que había sanado a
tantos dolientes ahora no tenía a nadie a su lado que calmara su horrendo dolor
en la cruz.
· El que debió recibir el mejor trato de
los hombres fue el que peor trato recibió.
· El que no mereció sufrir fue el que más
sufrió.
· El mayor inocente de la historia fue
crucificado entre ladrones como el mayor culpable.
· El creador de la vida sufría
injustamente la muerte...Pero su muerte, lejos de ser una derrota, fue la
expresión más sublime del amor divino. El que ofrendaba su vida por nosotros
era nuestro Dios y Redentor ¿Quién pudo amarnos tanto como Él? Au amor inefable
nos acompaña hasta hoy. La sangre que él vertió en la cruz nos sigue limpiando
y asegurando el perdón de nuestro pecados.
· Quien acepta por fé esa entrega
redentora...TIENE VIDA PARA SIEMPRE.
-Dios
amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no
se pierda, sino que tenga vida eterna- Juan 3:16
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