7 abr 2012

Una muerte que da vida...



·        El mismo Señor que había moldeado al hombre con sus manos, cuando lo creó, ahora tenía sus manos clavadas en una cruz.
·        El mismo Jesús que había caminado tanto de pueblo en pueblo, y aún sobre las olas del mar, ahora tenía sus pies inmóviles y sangrantes sobre el madero.
·        El mismo que había creado el universo infinito con el poder de su palabra, ahora apenas podía balbucear.
·        El mismo que había creado los océanos, los mares y las fuentes de las aguas, ahora decía: “Tengo sed”  y no hubo quien le alcanzara un mínimo vaso de agua.
·        El mismo Jesús que había sanado a tantos dolientes ahora no tenía a nadie a su lado que calmara su horrendo dolor en la cruz.
·        El que debió recibir el mejor trato de los hombres fue el que peor trato recibió.
·        El que no mereció sufrir fue el que más sufrió.
·        El mayor inocente de la historia fue crucificado entre ladrones como el mayor culpable.
·        El creador de la vida sufría injustamente la muerte...Pero su muerte, lejos de ser una derrota, fue la expresión más sublime del amor divino. El que ofrendaba su vida por nosotros era nuestro Dios y Redentor ¿Quién pudo amarnos tanto como Él? Au amor inefable nos acompaña hasta hoy. La sangre que él vertió en la cruz nos sigue limpiando y asegurando el perdón de nuestro pecados.
·        Quien acepta por fé esa entrega redentora...TIENE VIDA PARA SIEMPRE.

-Dios amó tanto al mundo, que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna- Juan 3:16

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