”…
Alégrate, joven, en tu juventud; deja que tu corazón disfrute de la
adolescencia. Sigue los impulsos de tu corazón y responde al estímulo de tus
ojos, pero toma en cuenta que Dios te juzgará por todo esto. Aleja de tu
corazón el enojo, y echa fuera de tu ser la maldad, porque confiar en la
juventud y en la flor de la vida es absurdo…”
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