24 mar 2012

Decir la verdad aunque nadie quiera oírla...



¡¿Qué es lo que sentís cuando querés hacerle entender algo a alguien y esa persona no te quiere escuchar o entender? Te podes sentir desesperado, angustiado, frustrado, con impotencia, etc. Muchas veces me ha pasado eso y me he preguntado por qué a pesar de que le hablé y le di todos mis argumentos para justificar lo que digo, la otra persona no comprende lo que quiero decir. Luego de un tiempo logré entender la respuesta. Tenemos diferentes perspectivas. Él/Ella ve las cosas desde otro punto de vista, desde otra situación, desde otro mundo. Ahora que esa persona piense distinto, no quiere decir que vos no tengas razón, ni que tengas que dejar de expresar lo que vos pensas. Pero hay que tener un par de cosas en cuenta:

-No enojarse. Esto no es lo mejor, porque cuando nos enojamos, no hacemos, decimos, y/o pensamos lo mejor, y después podemos llegar a lamentar las consecuencias.
-Respetar el pensamiento del otro. No importa cuán equivocado este la otra persona, nunca le faltes el respeto, podes llegar a herir sus sentimientos, y no solucionarías nada.
-Tratar de ponerse en el lugar del otro. Acá es donde es necesario practicar la comprensión. Nunca estuvimos, estamos ni estaremos exactamente en el lugar del otro, pero sí es bueno tratar de estarlo. Porque mientras más lo comprendas, más lo podrás ayudar.
-Tener paciencia es fundamental para esas personas a las que les decís diez mil veces una cosa y no logra comprenderte.
-Orar para que Dios nos de las palabras adecuadas para hablar, que nos de esa comprensión, paciencia, etc.
Bueno...esto de decir algo y que nadie te entienda o quiera escucharte, les pasa a todos. Inclusive a Dios, cuando envió a su hijo para que muriera en la cruz pagando el precio de nuestros pecados, muchas personas optaron por darle la espalda, porque ellos veían las cosas de otro modo, con ojos humanos, y no espirituales. No me imagino cómo se habrá sentido Dios, ni cómo se siente cuando pasa eso. Pero a pesar de todo, el nunca dejo de insistir.
Tal vez te ha ocurrido estar diciendo la verdad a gritos y nadie quiere escucharte o comprenderte.  Probablemente lo que intentas decir no es lo esperado, o tal vez nadie está interesado en enfrentar una verdad. Decir la verdad aunque nadie quiera oírla es difícil, pero es la única manera que los que están a tu alrededor puedan conocer una realidad diferente.

Por Evelyn Delmastro

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