Cerrar
los ojos y disfrutar de su presencia es algo que no se nos tiene que olvidar,
es nuestro alimento diario, es lo que nos renueva y nos hace fuertes.
Esta
mañana mientras tenía un momento de intimidad con el Señor, cerré mis ojos, no
pronuncie ninguna palabra, quede en silencio un momento y simplemente disfrute
de su presencia, pude sentirlo, puede experimentarlo, y a la vez Dios me
recordó que esa presencia hermosa que sentí en ese momento, está disponible
para mi vida y la tuya todos los días.
Dejar
a un lado todo pensamiento que nos agota, olvidarse por un momento de todo lo
que nos rodea y simplemente disfrutar de su presencia es lo que a diario
tendríamos que hacer.
Sentir
como te abraza, sentir como su hermoso Espíritu Santo fluye con libertad en tu
vida, sentir como te renuevas en su presencia es algo único, es algo que
necesitamos, es algo que tú necesitas este día.
Por
un momento ve a un lugar a solas, cierra tus ojos, no digas absolutamente nada
y permite que esta vez sea Él quien hable, quien te ministre, no necesitas
hacer nada más.
A
veces no disfrutamos de su presencia porque estamos más preocupados en pedir
que en sentirlo a Él. A veces pensamos que con gritar Dios nos va a oír más
rápido o por decir cientos de palabras obtendremos una fresca presencia de su
Santo Espíritu, pero a veces simplemente necesitamos callar, cerrar nuestra
boca, cerrar nuestros ojos, levantar nuestras manos y dejar que Él tome la
iniciativa.
No
necesitas gritar para que Él te escuche, no necesitas saltar o hacer
movimientos exagerados como para poder captar su atención, solo necesitas
disponer tu corazón, pero sobre todo, disfrutar de su presencia a conciencia.
Estoy
seguro que tú necesitas disfrutar de su presencia, quizá ha pasado varios días
sin que sientas aquella hermosa presencia que te hacia llorar, que te hacia
estremecer tu cuerpo, aquella linda y hermosa presencia de la cual no querías
despegarte, tú necesitas ese momento con Dios.
Estas
cansado(a), quisieras ver más resultados en lo que haces, quisieras que todas
tus oraciones fueran contestadas, quisieras ver cambios, pero no veas
absolutamente nada.
Para
comenzar a ver resultados, tienes que comenzar con tener encuentros reales y
especiales con Dios, esos encuentros en donde no existe petición alguna, en
donde no hay reclamos, en donde no hay exigencias ni preguntas, esos encuentros
en donde lo único que Dios quiere de ti es un corazón dispuesto, en donde no
necesitas decir nada como para que Dios fluya libremente en tu vida, en donde
no necesitas hacer mas nada que callar en su presencia para que Él tome la
iniciativa y tenga contigo un encuentro inolvidable.
Ve
hoy, ve y cierra la puerta de ese lugar, ponte en pie o arrodíllate, doblega tu
voluntad y por muy difícil que sea, hoy no pidas nada, no reclames nada,
simplemente cierra tus ojos, cierra tu boca y deja que Dios haga lo que ha
querido hacer en tu vida desde hace días, esto es: “¡Encontrarse contigo!”.
¡Cierra
tus ojos y Disfruta!
“Calla
en presencia de Dios, y espera paciente a que actúe…” (Salmos 37:7a)
Por
Enrique Monterroza
No hay comentarios.:
Publicar un comentario