15 sept 2011

Carta de Pablo...



A continuación, leerán una carta que Pablo le hizo a Timoteo. Esperamos que les guste y que sea de mucha bendición.

Querido Hijo:
Te envío mis saludos, y de todo corazón les pido a Dios Padre y a Jesucristo nuestro Señor que te llenen de amor, te ayuden en todo y te den su paz. Como te dije antes, soy apóstol de Cristo. Dios me envió a comunicar su mensaje, y me prometió la vida eterna por medio de Cristo Jesús.
Mis familiares y yo hemos servido a Dios,  nadie puede acusarnos de nada malo. Siempre que oro, sea de día o de noche, te recuerdo y doy gracias a Dios por ti. Cada vez que me acuerdo de cómo lloraste y te pusiste triste me dan ganas de verte. ¡Cómo me alegraría eso! Tu abuela y tu madre confiaron sinceramente en Dios, y cuando me acuerdo de ti me siento seguro de que tú también tienes esa misma confianza.

Por eso te recomiendo que no dejes de usar esa capacidad especial que Dios te dio cuando puse mis manos sobre tu cabeza. Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás u nos fortalece para que podamos vivir una buena vida cristiana. Por lo tanto, no te avergüences de hablar bien de nuestro Señor. Al contrario, tiene que estar dispuesto a sufrir por anunciar la buena noticia. ¡Ya Dios te dará las fuerzas necesarias para soportar el sufrimiento!
Dios nos salvó y eligió para que seamos parte de su pueblo santo.  No hicimos nada para merecerlo, sino que Dios por su gran amor, así lo planeó. Dios ya nos amaba desde antes de crear al mundo, pues desde entonces ya pertenecíamos a Cristo Jesús.  Dios nos mostró ese gran amor por medio de lo que Jesucristo nuestro salvador hizo por nosotros. Porque el destruyó la muerte y, por medio de la buena noticia, nos ha dado vida eterna. Dios me nombró apóstol para anunciar y enseñar a las naciones la buena noticia. Por eso mismo estoy sufriendo ahora. Pero no me avergüenzo de lo que me pada, porque yo sé bien en quien he puesto mi confianza. Estoy seguro de que él tiene poder para hacer que a buena noticia se siga anunciando hasta que llegue el fin del mundo. La enseñanzas que te he dado son de buen ejemplo de lo que debes haces. No dejes de confiar en Dios y en amor que tenemos por estar unidos a Jesucristo. NO permitas que nadie contradiga la buena enseñanza que recibiste. Dio te ha encargado ese trabajo, y el Espíritu Santo te ayudará a hacerlo.
Hijo mío, Dios te ama mucho porque has creído en Jesucristo. Pídele fuerzas para soportar cualquier cosa. Tú has oído lo que les he enseñado a muchas personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en lo que puedas confiar y que sean capaces de enseñar a otros. Tú, como buen soldado de Jesucristo, debes estar dispuesto a sufrir por él. Los soldados que tratan de agradar a sus jefes no se interesan por ninguna otra cosa que no sea el ejército. De igual manera, el atleta que participa en una carrera, no puede ganar el premio si no obedece las reglas de la competencia. Y el que cultiva la tierra tiene que trabajar antes de poder disfrutar la cosecha. Piensa en estas cosas y el Señor Jesucristo te ayudará a entenderlo todo.
Esto es verdad: Si morimos por Cristo, también viviremos por él. Si soportamos los sufrimientos, compartiremos su reinado. Si decimos que no lo conocemos, también él dirá que no nos conoce. Y aunque no seamos fieles, Cristo permanece fiel porque él jamás rompe su promesa. No dejes que nadie olvide estas cosas. Pon a Dios como testigo y advierte a os miembros de la iglesia que no deben seguir discutiendo. Esas discusiones no ayudan a nadie, y dañan a quienes las oyen. Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios. Así, Dios te aprobará como un trabajador que no tiene de que avergonzarse y que enseña correctamente el mensaje verdadero
No prestes atención de los que no creen en Dios, pues eso no sirve de nada. Los que así discuten, van de mal en peor y sus malas enseñanzas se van extendiendo, como el cáncer. Pero podemos estar seguros de lo que hemos creído. Porque lo que Dios nos ha enseñado es como la solida base de un edificio, en donde está escrito lo siguiente: “Dios sabe quiénes son los suyos” y también dice: “Que todos los que adoran a Dios dejen de hacer el mal”.  En la casa de un hombre rico no todo es de oro o de plata, sino que algunos objetos son de madera o de barro. Unos sirven para ocasiones especiales y otros para usarlos todos los días. Algo parecido pasa con nosotros: si dejamos de hacer lo malo y nos olvidamos de las falsas enseñanzas, seremos como esos objetos útiles y muy especiales. Toda nuestra vida le será útil a Dios, que es su dueño, y estaremos preparados para hacer toda clase de bien.
No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, asique aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que con toda sinceridad adoran a Dios y confían en el. No prestes atención a discusiones  que no ayudan en nada. Los que así discuten terminan peleando. Un servidor de Dios no debe andar en peleas. Por el contrario, debe ser bueno con todos, saber enseñar, y tener mucha paciencia. Y cuando corrijas a tus enemigos, hazlo con humildad. Tal vez Dios les dé oportunidad de arrepentirse y de conocer la verdad. Entonces podrán darse cuenta de que cayeron en una trampa del diablo y lograrán escapar. Por el momento, el diablo los tiene prisioneros y hace con ellos lo que quiere.
También debes saber que en los últimos días, antes de que llegue el fin del mundo, la gente enfrentará muchas dificultades. Habrá gente egoísta, interesada solamente en ganar más y más dinero. También habrá gente orgullosa que se creerá más importante que los demás. No respetarán a Dios ni obedecerán a sus padres, sino que serán malagradecidos e insultaran a todos. Serán crueles y se llenarán de odio. Dirán mentiras acerca de los demás, serán violentos e incapaces de dominar sus deseos. Odiarán todo lo que es bueno. No se podrá confiar en ellos, porque son orgullosos actuarán sin pensar. En vez de obedecer a Dios, harán sólo lo que les venga en gana. Dirán que aman y respetan a Dios, pero con su conducta demostraran lo contrario. Esta clase de gente es enemiga de que se dé a conocer el verdadero mensaje de Dios. Tienen la mente corrompida, y no han aprendido a confiar en Dios. Pero no seguirán así por mucho tiempo, puyes todos se darán cuenta de que son estúpidos.
Pero tú sabes bien lo que yo enseño y como vivo. Sabes lo que piensa hacer y cuanto confío en Dios. Has visto mi paciencia, mi amor, u mi fuerza para soportar las dificultades. Sabes cómo me han maltratado y como he sufrido pero el Señor Jesucristo me libró de todo eso. Bien sabemos que todo el que desee vivir obedeciendo a Jesucristo será maltratado, Pero los malvados y los engañadores irán de mal en peor, y engañaran a unos pero serán engañados por otros.
Tú debes seguir creyendo en lo que aprendiste, y que sabes que es la verdad. Después de todo, sabes bien quienes te lo han enseñado. Recuerda que desde niño has leído la biblia, y sus enseñanzas pueden hacerte sabio, parra que aprendas a confiar más en Jesucristo y así seas salvo. Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle como debe vivir. De ese modo, los servidores de Dios estarán completamente entrenados y preparados para hacer el bien.
Cuando Jesucristo venga como rey, juzgará a todos, tanto a los que estén vivos como a los que estén muertos. Por eso pongo a Dios y a Jesucristo como testigos de lo que te ordeno. Quiero que anuncies el mensaje de Dios en todo momento. Insiste en anunciarle, aunque ni parezca ser el mejor momento. Muéstrale a la gente sus errores, corrígela y anímala; instrúyela con mucha paciencia, Porque llegará el día en que la gente no querrá escuchar la buena enseñanza. En cambio, querrá oír enseñanzas diferentes, Por eso buscará maestros que le digan lo que quiere oír. La gente no escuchará la verdadera enseñanza, sino que pondrá atención a toda clase de cuentos. Pero tú, mantén la calma en todo momento, soporta los sufrimientos y anuncia siempre la buena noticia. Haz bien tu trabajo.
Ya falta poco para que yo muera, y mi muerte será mi ofrenda a Dios. He luchado por obedecer a Dios en todo, y lo he logrado; he llegado a la meta, pues en ningún momento deje de confiar y obedecer a Dios. Sé que Dios es un juez justo y que, cuando juzgue a todos, me dará una corona como premio a mi obediencia. Y no solo a mi me la dará, sino también a todos los que realmente desean que el venga y con ansias esperan su regreso.
Que el Señor Jesucristo te bendiga. Que el amor de Dios los acompañe siempre.
Con amor en Cristo, El apóstol Pablo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario